Separar para transformar: el poder de segregar bien la basura orgánica
La correcta gestión de los residuos urbanos es uno de los grandes retos ambientales del siglo XXI. En un contexto de presión sobre los recursos naturales y lucha contra el cambio climático, separar adecuadamente los residuos en el momento en que se generan se ha convertido en una herramienta clave para avanzar hacia una economía circular.
En España generamos más de 400 kg de residuos urbanos por persona al año. Aunque muchos de esos materiales podrían tener una segunda vida, una gran parte acaba mezclada en el contenedor gris, perdiéndose como recurso y convirtiéndose en un problema ambiental.
Una de las fracciones más importantes es la orgánica, que representa casi la mitad de lo que tiramos. Todo eso es un residuo con valor. Si lo depositamos en el contenedor marrón, puede transformarse en compost para los suelos o en biogás para generar energía. Pero si acaba en el gris, no solo pierde su utilidad, sino que contamina el resto de residuos. Por eso es tan importante conocer bien qué va en cada contenedor.
En el contenedor de orgánico deben ir:
En cambio, al contenedor de basura deben ir:
En el servicio de Medio Ambiente creemos que los grandes cambios empiezan con gestos sencillos. Por eso animamos a todas las personas de nuestras empresas colaboradoras a tomarse en serio la segregación de residuos, especialmente la orgánica. Porque cada cáscara que acaba en el cubo marrón es un paso hacia una sociedad más eficiente, más limpia y más respetuosa con el entorno.